¿Por qué siempre estoy cansada aunque duerma bien?

• ¿Dormís ocho horas, pero amanecés como si no hubieras pegado un ojo?
• ¿Te sentís sin fuerzas, sin motivación y con esa fatiga que no se va con nada?
• No estás sola. Miles de mujeres de más de 40 años viven con este cansancio diario, lo atribuyen a la edad o a la premenopausia… y terminan normalizando un agotamiento que no es normal.
• La verdad es que ese cansancio persistente es una señal de tu cuerpo. Una alarma que merece ser escuchada.

No es la edad… puede ser tu hígado (y nadie te lo dice)

Muchas mujeres creen que este cansancio viene “porque ya no tienen 20”.

Pero el cuerpo a los 40, aunque cambie, no debería sentirse apagado todo el día.

Una de las causas más ignoradas es el hígado graso.

• El hígado es el gran “filtro” del cuerpo.
• Cuando está sobrecargado, se acumula grasa y toxinas.
• Eso genera fatiga, niebla mental, digestiones pesadas y sensación de no rendir nunca.

Lo difícil es que el hígado graso casi nunca da dolor. Solo te roba energía en silencio.

¿Por qué el sueño no te recarga?

Si dormís bien pero no descansás de verdad, pueden estar pasando varias cosas:

Hormonas en desbalance (premenopausia/menopausia).

• Bajones de estrógeno y progesterona → insomnio, cansancio.

Deficiencias nutricionales.

• Falta de hierro, vitamina B12 o D → energía en el suelo.

Un hígado saturado.

• No logra limpiar toxinas ni regular bien tu metabolismo.
• Resultado: despertás con la misma fatiga con la que te acostaste.

Señales de alerta que no deberías ignorar

Si te sentís identificada con varios de estos puntos, tu cansancio merece atención:

• Necesitás café o azúcar para “arrancar”.
• Dolor de cabeza frecuente o niebla mental.
• Pesadez después de comer.
• Te cuesta concentrarte y tu estado de ánimo cambia sin razón.
• Aunque descansés, nunca sentís energía verdadera.

No estás “vieja”… estás agotada

Quiero que te quede grabado esto:

➡️ El cansancio crónico no es normal, ni es inevitable por la edad.

Tu cuerpo te está pidiendo ayuda, y cuando encontrás la raíz (ya sea hígado, hormonas o nutrición), la energía vuelve.

No se trata de resignarse, se trata de entender y actuar.

Imaginá levantarte en la mañana sin esa pesadez.

Sentir la mente despejada, volver a disfrutar lo que amás y recuperar tu vitalidad.

Eso es posible. No con pastillas mágicas, sino con un plan que trabaje en la causa y no solo en el síntoma.

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DILE ADIOS A LA FATIGA

Con cariño Regy...